«Tenerife: un viaje que deja huella»

Un viaje de estudios es mucho más que trasladarse a otro lugar; es la oportunidad de compartir experiencias, descubrir nuevos horizontes y fortalecer lazos que, con el tiempo, se convierten en recuerdos imborrables.

Nuestro destino fue Tenerife, una isla que nos recibió con su inconfundible mezcla de paisajes volcánicos, mar y vegetación exuberante. Nos alojamos en Puerto de la Cruz, donde el sonido de las olas y el ambiente acogedor del casco histórico nos hicieron sentir que cada calle guardaba una historia por contar.

Ascender al Teide fue una de esas experiencias que marcan. Contemplar su silueta imponente y caminar entre sus paisajes casi extraterrestres nos recordó la fuerza de la naturaleza y lo pequeños que somos ante su grandeza.

En el Loro Parque, la biodiversidad fue la protagonista. Entre orcas, delfines y aves exóticas, entendimos la importancia de conservar el mundo que habitamos. Por otro lado, en Siam Park, la adrenalina fue la dueña del día: toboganes vertiginosos, olas gigantes y momentos de pura diversión que nos hicieron olvidar cualquier preocupación.

Pero más allá de los lugares, lo que realmente dio sentido a este viaje fue la convivencia. Compartimos risas, anécdotas y momentos que difícilmente se repetirán de la misma manera. Nuestros profesores, Nieves, Domingo y José María, no solo fueron guías en este recorrido, sino también compañeros de experiencias que quedarán grabadas en la memoria de todos.

Ahora, de vuelta a la rutina, nos queda la certeza de que este viaje fue más que un destino. Fue una colección de instantes que, con el tiempo, se transformarán en historias que contaremos con una sonrisa. Porque viajar es, en el fondo, una manera de aprender, crecer y atesorar recuerdos que nos acompañarán siempre.